El experimento de Asch: Cuando la presión social nos supera

La presión social influye en el comportamiento humano más de lo que pensamos. Las personas pueden llegar a cambiar su conducta, actitud y opinión para encajar dentro de un grupo, siendo la opción que toman -la de la mayoría- incluso incorrecta o perjudicial. Así lo determina la teoría de conformidad, que se desarrolló a partir de los experimentos del psicólogo polaco estadounidense Solomon Asch.

¿En qué consistieron los experimentos? Según Julio Martín, psicólogo y experto en análisis de conducta, durante los años 50, Asch realizó una investigación con un grupo de individuos en el que todos eran sus cómplices, menos uno, el que era objeto de estudio. Les preguntó sobre hechos objetivos como el que ilustra la siguiente imagen, en la que se ven, claramente, barras horizontales con tres longitudes diferentes.

A la izquierda observamos la línea de referencia y a la derecha, las tres con las que se compara. Vemos cómo la de referencia tiene la misma longitud que la barra C. En teoría, no deberían haber dudas, pero esto no siempre es así.

La imagen de la izquierda muestra la línea de referencia y la de la derecha, las tres barras con las que se compara. Vemos claramente cómo la de referencia tiene la misma longitud que la línea C.

Al principio, los cómplices elegían la opción correcta, pero a medida que avanzaban las pruebas, seleccionaban intencionadamente la respuesta equivocada. Es en este momento cuando se analizaba con interés el comportamiento de la persona objeto de estudio.

Según Julio Martín, el 12% optó por seguir siempre el ejemplo de la mayoría, a pesar de ser erróneo. El 33% seleccionó, en al menos una ocasión, la respuesta incorrecta, acorde a la del grupo. Un experimento que demuestra que «no somos independientes a la hora de tomar decisiones; nos influye el contexto y el hecho de estar rodeados de personas», afirma el psicólogo. «Ir contra el grupo es complicado», añade.

Más subjetividad, más adaptación al grupo

Hoy en día encontramos numerosos ejemplos de la teoría de conformidad. Lo vemos en las redes sociales, donde podemos observar una propensión a adherirse a la tendencia que suele marcar una mayoría. Ir en contra puede conllevar menos likes o comentarios negativos. ¿La siguen todos? No, pero sí una parte considerable.

Según Martín, «cuanto más subjetivos son los hechos que se valoran, más aumenta el número de personas que se amolda al grupo». Lo vemos en política y cuando se trata de opiniones populares. En general, constatamos una inclinación a sumarse al sentir colectivo, especialmente «cuando alguien está con gente a la que no conoce», con tal de tener la percepción de estar más integrado o buscar aprobación.

¿Quién se ‘enfrenta’ al grupo?

Julio Martín considera que no existe un perfil determinado para definir a las personas que optan por no seguir la opinión del grupo, cuando creen que esta es incorrecta. Sin embargo, en general, son individuos «abiertos, dispuestos a estar equivocados, a aceptar el error». Además, suelen ser más reticentes a conformarse o dejarse llevar por la multitud.

En cualquier caso, lo normal es haber sentido la presión social del grupo -cuanto más grande es el colectivo, mayor es la tendencia a amoldarnos- en algún momento de nuestras vidas. Resistirse puede llegar a ser difícil. Algo que se utiliza como estrategia de campañas de comunicación, especialmente las que se dirigen a las masas.

IMAGEN DE PORTADA GENERADA CON INTELIGENCIA ARTIFICIAL.

Comentarios

Blog de WordPress.com.

Subir ↑