«El 2019 fue crucial para el 5G. Las empresas de telefonía comenzaron a apostar por esta tecnología y los consumidores empezaron a darse cuenta de los beneficios». Así lo constata el informe The Mobile Economy de GSMA, que también indica que el 2020 será el año del despegue del 5G, liderado por China y Estados Unidos. El estudio aporta datos que permiten entender la guerra tecnológica entre estas dos potencias económicas.
De entrada, el documento apunta que en el 2025 el 5G representará el 20% de las conexiones en el mundo, mientras que el 4G todavía dominará, con el 56%.
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Ahora bien, por territorios, estos datos cambian significativamente. Los países desarrollados de Asia -como China o Corea del Sur- alcanzarán el 50% y Estados Unidos, el 48%. Europa quedará más atrás, con el 34%. La batalla tecnológica por ser el primero en implantar el 5G ya ha empezado y, a juzgar por los ajustados porcentajes previstos para 2025, estará reñida.
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Recientemente, hemos visto un ejemplo que demuestra la existencia de la guerra tecnológica. Estados Unidos ha advertido a sus aliados -entre ellos, Europa- que no utilicen el 5G de Huawei. Washington considera a la empresa china una herramienta de espionaje del gobierno de Pekín; cree que la tecnología 5G de Huawei es un caballo de Troya que el gobierno chino pretende introducir en las telecomunicaciones occidentales.
¿Por qué es tan importante ganar batalla del desarrollo y despliegue del 5G?
Porque no sólo implica liderazgo internacional -tecnológico y comercial- sino que también puede determinar cuál será la potencia preponderante durante los próximos años. Es también una guerra por el control de la información. Quien domine el mercado del 5G podrá controlar el flujo de la información. Y, por lo tanto, dispondrá de una ventaja económica, de inteligencia y militar.
De momento, a día de hoy, «el 5G todavía está en su infancia«, señala GSMA. «A medida que se implementen usos más tangibles, más consumidores apreciarán los beneficios«, añade. La principal ventaja será una mayor velocidad y todo lo que ello implica; conexiones más rápidas, ahorro de la batería de los móviles o cobertura incluso en aglomeraciones.
El 5G beneficiará a la industria [The Mobile Economy detalla numerosos ejemplos], con notables avances en robótica, vehículos autónomos, la fabricación y monitorización en remoto en tiempo real o la masificación del Internet of the Things. Todo ello, gracias a la baja latencia que conlleva la tecnología 5G, es decir la reducción del tiempo en el que un dispositivo da una señal y otro la recibe.
FOTO PORTADA: ANNA LLADÓ
Digital Media Corner 
La volatilidad de la conciencia humana en una sociedad dominada por los mercados, donde cada vez más aparecen nuevas formas de mercantilización de la condición del individuo, nos hace vulnerables a la información. La batalla de la información es una batalla por la realidad que cada cual quiere hacer suya para mantener el control de la opinión pública que afecta a sus intereses. El 5G es el ejemplo más flagrante de como el mundo sigue alimentando sus ideales de dominación, algo así como el siglo XV con los medios del XXI. La evolución de la conciencia se ha descuidado y no ha corrido paralela con la evolución tecnológica. Da un poco de «miedito». La historia se repite en banda ancha.
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Gracias por el comentario, Carlos
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